Un día de verano, Titeuf caminaba por el parque cuando de repente divisó algo a lo lejos.
Intrigado por saber de que se trataba fue acercándose poco a poco.
Al principio pensaba que se trataba de un cubo de basura, pero... ¡no podía ser! ya que aquello estaba lleno de botones y de muchas luces.
¿Qué será? Se preguntaba una y otra vez...¿¡¡será...una máquina del tiempo!!?
Fascinado por haberla encontrado, se metió dentro de ella sin saber lo que le podía deparar.
La puerta se cerró con Titeuf dentro...¿qué hago yo ahora? se preguntaba una y otra vez.
El niño empezó a sentir miedo, tanto que le dio ganas de llorar.
Tras varios minutos, se dio cuenta de que había una carta escrita en la que ponía:
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